Después de un largo tiempo sin pasar por aquí, volvemos a la carga con un pequeño giro al contenido del blog. Seguirá teniendo como epicentro la ilustración pero, al igual que he ampliado mis conocimientos sobre el arte, también me parece justo ampliar los contenidos de esta página, y qué mejor que contando de primera mano mis experiencias en visitas de exposiciones, eventos, inauguraciones, etc. Y también informando de mis propios logros.
Hoy empiezo con la inauguración el pasado viernes 29 (así que aun podéis visitarlo) de la exposición "H+H. Halley meets Hortal" en la sala Senda (Trafalgar, 32, Barcelona). Se trata, por una parte, de varias obras en las que ambos artistas han colaborado durante varios meses intercambiando ideas, opiniones y unos cuantos mails, hasta dar como resultado unas curiosas mezclas que podrían llegar a ser armónicas, al menos en cuanto a la gama cromática, para mi gusto.
Hoy empiezo con la inauguración el pasado viernes 29 (así que aun podéis visitarlo) de la exposición "H+H. Halley meets Hortal" en la sala Senda (Trafalgar, 32, Barcelona). Se trata, por una parte, de varias obras en las que ambos artistas han colaborado durante varios meses intercambiando ideas, opiniones y unos cuantos mails, hasta dar como resultado unas curiosas mezclas que podrían llegar a ser armónicas, al menos en cuanto a la gama cromática, para mi gusto.
Por otro lado, en la sala principal de la galería se exponen 3 obras gigantescas (1,80 x 2,60m aprox.) de cada uno de los pintores. 3 de Halley enfrentándose a 3 de Hortal. Menudo combate.
Yo tuve la oportunidad de ir el mismo día de la inauguración sobre las 19:30h y ya estaba a reventar de gente. De todo tipo: paseando a un Dogo de Burdeos, algunos perroflautas mochileros, gente que se pasa la vida en las galerías, mucho postureo y, por su puesto, la familia. No se podía ni andar, no cabía un alfiler. En seguida, entramos y puse el radar para buscar a Yago Hortal (como si de buscar a Wally, se tratara), que realmente es el que conocía de anteriores trabajos y quién más me interesaba, para qué engañarnos. En seguida lo localicé y después de recorrer toda la sala, esperé pacientemente que se liberara un poco y tuviera 1 minuto para mi. Mientras, iba firmando posters que vendían allí mismo (por el módico precio de 1E) cómo si fuera una auténtica popstar. Me hizo gracia que les firmara tarjetas a su propia familia, su tía creo, que comentaba que el niño era caro de ver.
Por fin, le pude felicitar por la grandiosa (literalmente) exposición y comentarle que yo era ilustradora, aunque no tenía nada que ver con lo que él hace y que le conocí leyendo en la Vanguardia que una firma de ropa le había copiado sus cuadros para estamparlos en vestidos (menudos temas saco yo también...) Rápidamente le pedí una foto delante de uno de sus cuadros. Sin querer rocé uno de los lienzos con el bolso y me tuvieron que llamar la atención (¡lo sientoooo!) pero... ¡es que no cabíamos! ¡Hizo pleno!
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